lunes, 29 de septiembre de 2014

Una vida en directo


Si me preguntan por una película que haya llamado mi atención por la forma en que trata el tema de la intimidad, diría El show de Truman. Es más diría que es de las mejores porque es imposible verla y no preguntarse por algún aspecto de nuestra vida. Se han hecho todo tipo de reflexiones acerca de ella: desde comparaciones con el mito de la caverna de Platón hasta relacionarla con programas de televisión de actualidad. 
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En el fondo, lo que sucede con esta película es que refleja, de una manera u otra, algo que todos - por lo menos yo lo he hecho unas cuantas veces - nos hemos preguntado en algún momento: ¿el mundo en que vivimos es real? ¿O todo es un sueño de alguien más? En este sentido, El show de Truman no sólo muestra la historia de su protagonista, sino que también va mostrando las preguntas que solemos esconder en nuestro mundo interior.

Truman era un hombre normal, en su vida se escenificaban las ordinarias preocupaciones e inquietudes de un ciudadano corriente: la relación con los vecinos y amigos, comprar el periódico, los ahorros... etc.  Y a esto se debía gran parte del éxito del programa, porque estaba hecho para meter al mundo entero en la vida del protagonista 24 horas al día, todos los días de la semana. Truman no tenía ni un momento privado, incluso cuando se mostraba pensativo y parecía aburrido para el público, los encargados del programa hacían montajes de flashbacks, como si fueron recuerdos. Esto consigue meter a la gente aún más en la intimidad de Truman, haciéndo a la audiencia partícipe de sus decisiones. Es muy impactante pensar que las trivialidades de su vida puedan estar en la boca de todo el mundo, y él no tiene la más mínima oportunidad de opinar al respecto.

Al final, El show de Truman nos plantea la pregunta por el respeto de la privacidad ajena, y pone en cuestión hasta qué punto somos dueños de aquello que damos a conocer a la esfera pública. 



Para una análisis más detallado de la película les recomiendo leer:
El espectador imaginario: El show de Truman


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