lunes, 29 de septiembre de 2014

Mirar la memoria

Sin duda un libro excepcional, ganador del Man Booker Prize, para transitar entre reflexiones es The Sense of An Ending de Julian Barnes. En este libro figura la memoria como una ficción dentro de nuestra propia vida. La memoria es una parte íntima de nosotros, donde quedan los recuerdos de ciertas emociones e impresiones. No obstante, las imágenes y sensaciones van cambiando con el paso del tiempo, y quizás se deba al cambio dentro de nosotros mismo.
“…what you end up remembering isn’t always the same as you have witnessed.”,
(Julian Barnes, The Sense of An Ending, Vintage Books, Random House, 2012)
En las fantasías se desenvuelve el yo que queremos mirar. Hay ciertos pasajes de nuestra memoria que forman parte de nuestra identidad y por lo tanto  a veces no estamos dispuestos a que alguien distorsione nuestros recuerdos porque dañan la perspectiva que tenemos de nosotros mismos. Cuando un tema no forma parte de nuestra identidad entonces nos resulta más fácil que nuestra memoria se actualice, así como cuando ignoramos ciertos temas. Las sensaciones se arraigan, en cambio la información suele quedar en la superficie.


“Sólo un loco podía renunciar a un status quo imaginario. Sólo un loco podía adoptar lo real de la realidad.”           (César Aira, Cómo me hice monja, Editorial Era, 1993)
Como una frase célebre de Tolstoi: “el placer es siempre más o menos parecido, pero en cada dolor hay matices muy sutiles.” El dolor suele llevarnos a la reflexión, es entonces cuando cuestionamos lo que nos constituye en lo más profundo. En cambio, en la felicidad se goza de una armonía de nuestra propia naturaleza con el mundo. De tal forma que la nostalgia, como una aprehensión a lo inmaterial, nos permite tener presente nuestra intimidad.  La nostalgia es otro factor evolutivo del hombre.


“Had my life increased, or merely added to itself?” 

(Julian Barnes, The Sense of An Ending, Vintage Books, Random House, 2012)
Es posible que algunos recuerdos le añada algo a la vida y otros tenga un impacto trascendental en nosotros. Cuando se quiere indagar en nuestra intimidad solemos acudir a los recuerdos, porque muchas veces no nos quedó claro el centro de aquellos sucesos que nos constituyen. Las distorsiones que tenemos al recordar algo hablan sobre quiénes somos y nuestra percepción sobre el mundo.
 “El mundo, Aomame, es una lucha eterna entre una memoria y otra memoria opuesta.”











Una vida en directo


Si me preguntan por una película que haya llamado mi atención por la forma en que trata el tema de la intimidad, diría El show de Truman. Es más diría que es de las mejores porque es imposible verla y no preguntarse por algún aspecto de nuestra vida. Se han hecho todo tipo de reflexiones acerca de ella: desde comparaciones con el mito de la caverna de Platón hasta relacionarla con programas de televisión de actualidad. 
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En el fondo, lo que sucede con esta película es que refleja, de una manera u otra, algo que todos - por lo menos yo lo he hecho unas cuantas veces - nos hemos preguntado en algún momento: ¿el mundo en que vivimos es real? ¿O todo es un sueño de alguien más? En este sentido, El show de Truman no sólo muestra la historia de su protagonista, sino que también va mostrando las preguntas que solemos esconder en nuestro mundo interior.

Truman era un hombre normal, en su vida se escenificaban las ordinarias preocupaciones e inquietudes de un ciudadano corriente: la relación con los vecinos y amigos, comprar el periódico, los ahorros... etc.  Y a esto se debía gran parte del éxito del programa, porque estaba hecho para meter al mundo entero en la vida del protagonista 24 horas al día, todos los días de la semana. Truman no tenía ni un momento privado, incluso cuando se mostraba pensativo y parecía aburrido para el público, los encargados del programa hacían montajes de flashbacks, como si fueron recuerdos. Esto consigue meter a la gente aún más en la intimidad de Truman, haciéndo a la audiencia partícipe de sus decisiones. Es muy impactante pensar que las trivialidades de su vida puedan estar en la boca de todo el mundo, y él no tiene la más mínima oportunidad de opinar al respecto.

Al final, El show de Truman nos plantea la pregunta por el respeto de la privacidad ajena, y pone en cuestión hasta qué punto somos dueños de aquello que damos a conocer a la esfera pública. 



Para una análisis más detallado de la película les recomiendo leer:
El espectador imaginario: El show de Truman


Crear lazos


-¿Qué significa "domesticar"?-Tú no eres de aquí -dijo el zorro- ¿qué buscas?-Busco a los hombres -le respondió el principito-. ¿Qué significa "domesticar"?-Los hombres -dijo el zorro- tienen escopetas y cazan. ¡Es muy molesto! Pero también crían gallinas. Es lo único que les interesa. ¿Tú buscas gallinas?-No -díjo el principito-. Busco amigos. ¿Qué significa "domesticar"? -volvió a preguntar el principito.-Es una cosa ya olvidada -dijo el zorro-, significa "crear lazos... -¿Crear lazos?

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    El Principito es un libro contado para niños pero pensado para mayores.  En esta obra, el autor se sirve de  la voz de un niño pequeño para revelarnos realidades  que son evidentes aunque para muchos estén ocultas. Crear lazos significa romper muros. Para que alguien sea uno contigo, es necesario superar cualquier prejuicio, porque como  decía Aristóteles, no se ama lo que no se conoce. Crear lazos es algo maravilloso.  Es conocerse y dejarse conocer.



Nuestra intimidad es un tesoro que protegemos con doble  cerradura. Mi propia experiencia me ha demostrado que  contarlo todo a todos solo  puede hacer daño. Como dice mi hermano,   hablar por hablar de lo importante le quita importancia. Es algo natural porque sabemos que hay determinadas cosas que solo se pueden compartir con  aquellos con los que tienes confianza. Es absurdo hacer público tu mundo interior porque no todos  te entienden. Me llama mucho la atención las personas que van a programas de televisión para intentar solucionar sus problemas, creo que no saben que son el entretenimiento de una audiencia de masa.
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Crear lazos es dejar de vivir en tu mundo y crear uno nuevo con otra persona. Ver la vida con otros ojos, desde otros ojos.Es la perspectiva más bonita.

Es aceptar que puedes compartir todo lo que tienes porque arriesgas. Aceptas la  posibilidad de que esa otra persona te defraude. Pero la recompensa es muy gratificante. Saber que para alguien eres único y ese alguien es único para ti.














domingo, 28 de septiembre de 2014

'Friends' como reflejo de la intimidad

Un caso que ha impactado en mi vida a la hora de tratar la intimidad en una serie es, sin lugar a dudas, Friends. Para empezar porque ¿quién no conoce a este entrañable grupo de amigos? Siendo una serie que ya ha cumplido una década, es una comedia de lo más actual y cuya vigencia y encanto no pierde sentido con el paso de los años. 
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Para aquellos que no hayan visto la serie, que supongo que serán pocos (y deberían ponerse a ello pronto), la serie versa sobre la vida de seis amigos que viven en Nueva York y que se enfrentan en cada capítulo a dramas más o menos cotidianos. Y, teniendo en cuenta, que la intimidad no es solo un mundo interior que hay que tratar con pudor, sino que también es un regalo que podemos compartir con nuestros amigos cercanos, está claro el porqué esta sitcom es un ejemplo crucial para la intimidad en las series. 
Pero buscando hechos concretos, podemos fijarnos en la relación de Rachael Green (Jennifer Aniston) y Mónica Geller (Courtney Cox): son íntimas amigas desde que son pequeñas y, después de años sin hablarse, en el primer capítulo se reencuentran porque Rachael (al fugarse de su propia boda) le busca. A partir de ese momento Mónica le acoge en su casa solo porque han sido muy amigas, y le ayuda a rehacer su vida.  


Pero no solo tratan la intimidad en esta serie desde el punto de vista de la amistad y de compartir mundos interiores con quienes más valoras. También respetan los mundos interiores ajenos, guardan secretos. No sucede como en otras series de grupos de amigos que todos se meten en la vida de los demás de tal manera que no hay secretos en el grupo. Aquí hay una jerarquización de la amistad, y todos ellos respetan que en ocasiones un miembro del grupo solo confíe en otro para contárselo y no en los demás.

Para saber más del tema: Friends para iniciados

viernes, 19 de septiembre de 2014

Preguntando

Cuando era pequeña me preguntaba si la mente del resto de la gente funcionaba igual, si todo lo que pasaba por mi cabeza era más o menos igual a la de los demás... ¿todos vemos el mismo color verde en los árboles? ¿a todos nos sabe igual el chocolate? No podemos tener una respuesta cierta de ninguna de esas cuestiones, pero nos damos cuenta de que hay un "sitio" dentro de cada uno donde guardamos todas esas experiencias y las valoramos. No me refiero a la memoria, que a veces nos la imaginamos como una especie de disco duro donde almacenamos cosas. Sino a algo más íntimo, un mundo privado, interior, donde somos nosotros mismos. Es impensable la humanidad, las personas, cada uno, sin su conciencia, su personalidad y todo lo que se esconde en su cabeza. 

Esto lo descubrimos con la experiencia propia, por el hecho de ser y estar aquí. Personalmente me parece genial la manera en que se ve reflejada la intimidad en los libros, el modo en que los escritores plasman todas las dudas y pensamientos de los personajes con palabras. No hay nada como leer una novela bien escrita y sentirse identificada con uno de los personajes. En cierto modo, vemos que aunque no seamos iguales, somos seres humanos y podemos experimentar las cosas de maneras similares, que nuestras mentes funcionan de un modo que hace posible comunicarnos y compartir nuestras vivencias.

Incluso de modo más sorprendente, el tema de la intimidad se trata en las películas de muchos modos. Desde el tema de los atentados a la privacidad de la gente hasta intentos de los guionistas y directores de mostrarnos la historia a través de los ojos del protagonista, introduciendo elementos de narración audiovisual que lo muestren. Además, con el debate de la privacidad de los datos en Internet, las miradas y opiniones sobre la intimidad se multiplican. Con las redes sociales estamos como en un escenario donde desplegamos mucha información y, si no la cuidamos, queda a la vista de todo tipo de ojos, con buenas y malas intenciones.


Les dejo un video que anuncia una película que trata este tema incluso antes de la llegada de Internet. ¿Qué les parece?


Aprender a vivir

¿Quién soy? ¿Qué quiero? ¿Qué conozco? Mejor planteo otra pregunta: ¿me conozco? No podemos huir de estos pequeños interrogantes. La información del DNI se queda pequeña. Conocer a alguien es difícil, pero conocerse a uno mismo es un misterio.
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Con este blog, solo queremos despertar el apasionante mundo interior de uno mismo. Es ese mundo apasionante de ideas, metas y sueños; de conquistas y de retos; de luchas y aspiraciones; de debates, inquietudes y conflictos. Es un pequeño reino en el que te proclamas dueño y señor de tus pensamientos, dónde viven refugiados tus secretos. Pero para ser rey de ese mundo, antes hay que caer en la cuenta de que somos únicos.¿Cómo me puedo conocer? Si no me da tiempo a pensar, porque me levanto el lunes pensando que era domingo. La rutina me atrapa y caigo en la monotonía, hago lo mismo, quedo con los mismos, hablo de lo mismo. Es tan sencillo como empezar por lo siguiente:

    1-Conocerse y dejarse conocer. 


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No se trata de saber de memoria tus puntos fuertes, hay que sacarles partido. A leer no aprende uno solo, le enseña un buen maestro. No hay que tener miedo a pedir ayuda, una persona que no cuenta sus problemas o sus alegrías, estorba. Conocerse a uno mismo para conocer a los demás. Afrontar con objetividad tus limitaciones y con alegría tus virtudes.




     2-   Sorprender y dejarse sorprender


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    3-Saber de qué se puede hablar y de qué se debe callar: ser dueño de mis silencios y no esclavo de mis palabras.


     4-Tener una mirada propia pero dejarse contagiar por una mirada ajena.


Es tarea difícil descubrir ese ingrediente secreto que marca la diferencia. Pero es necesario. Aceptar defectos y sacar partido a las virtudes. No caer nunca en el engaño de la autocompasión y aún menos en el engaño de la autocomplacencia. Aviso: quedan prohibidos los lectores conformistas. Nos gusta el cambio, porque para cambiar el mundo primero hay que cambiarse a uno mismo.
Este es el apasionante mundo interior. Aquí puedes vivir cuando le haces un pulso a la rutina de sobrevivir.
Elena Díaz-Casanova







miércoles, 17 de septiembre de 2014

La intimidad en el lenguaje

En los libros traducidos al español de Murakami uno encuentra frecuentemente una nota al pie de página donde se aclara el sufijo “chan” en un Haruki-chan, Nakamura-chan, Sputnik-chan. El comentario indica que tiene una connotación infantil. Sin embargo, el estudio del idioma japonés sugiere que tiene más acepciones que están relacionadas con la intimidad. Los idiomas, por una herencia cultural, le asignan un significado a determinadas palabras, y todo depende del contexto para determinar si el uso es adecuado o, por el contrario, inadecuado. En el libro La seducción de las palabras de Álex Grijelmo comienza por explicar la intimidad que existen detrás del vocablo. “Viven, pues, también en los sentimientos, forman parte del alma y duermen en la memoria.” (p.13, Editorial Santillana, Sello Punto de lectura, Edición 2000). Y hace referencia a dos tipos de valores que encontramos en cada palabra: el personal y el colectivo.


En japonés se emplean tres sufijos distintos de acuerdo al nivel de intimidad y el contexto social. El sufijo que se emplea para un mayor rango de jerarquía es “sama”. El sufijo de uso cotidiano y de respeto es “san” y, finalmente, se emplea para un mayor grado de intimidad el sufijo “chan”. Sin embargo, en japonés expresar intimidad es descortés. A pesar de que entre dos personas haya un nivel de confianza se evita el uso de este sufijo en público. Ya que para algunas personas el uso de “chan” puede parecer incluso vulgar.
En Japón sólo decir el nombre propio es considerado una falta de respeto, por lo que siempre se emplea “san” después del nombre. Asimismo, el prefijo “o-” es también una muestra de respeto como se presupone al decir madre, okaasan, o padre, otoosan.
Las generaciones pasadas empleaban “sama” para llamar a sus padres y abuelos. El uso actual para “sama” es entre el cliente y el vendedor. “Sama” implica una jerarquía mayor. También se emplea si se desea nombrar a alguien de forma cortés.
La sociedad japonesa considera que los mayores son siempre superiores a los jóvenes, esto se debe a la herencia de la tradición asiática, aunque en la actualidad se está perdiendo esta costumbre. Algunos jóvenes nombran ahora a sus padres por el nombre propio, haciendo caso omiso a los sufijos antes mencionados.
さま (sama)  jerarquía alta
さん (san)  respetuoso
ちゃん (chan)  íntimo
Estas consideraciones que se emplean en japonés antes de llamar a alguien por su nombre reflejan la distancia o cercanía que existe entre los interlocutores, y resulta interesante observar cómo van cambiando con el paso del tiempo. ¿Por qué las nuevas generaciones prefieren un uso homogéneo en los nombres?¿Qué significado conlleva esto?¿Qué conclusión sobre la concepción de la intimidad remite en la historia y cuál permea en la actualidad?
Considero que los sufijos y prefijos determinan una relación jerárquica establecida. De tal forma que, la omisión de éstos puede interpretarse quizás de dos maneras distintas. O bien se han omitido para reconsiderar una relación más íntima en la cual la jerarquía presentaba un obstáculo. O, por otra parte, la distancia se hace cada vez más ancha.
Paola Odiardi

La intimidad, las series y yo

La intimidad” suena a un concepto tan lejano y abstracto que cuesta creer que afecte a la mayoría de personas. Se puede pensar que es algo en lo que meditarán especialmente los psicólogos, los filósofos… y en parte es verdad. Por eso, en gran medida, me preocupa este tema, porque estudio Filosofía. Sin embargo, mi relación con la intimidad comenzó mucho antes, más o menos el día en que empecé a pensar. Ya cuando somos pequeños, nuestros padres nos dicen qué se puede contar, qué no se debe decir, qué es personal... y de esta manera nos enseñan el pudor.

Pero claro cuando era una niña yo respondía a todo eso, sí, pero sin darle más importancia, lo hacía porque me decían que había que hacerlo. En la adolescencia es cuando tuve mi gran encontronazo con la intimidad, gracias a (o por culpa de) las redes sociales. Era genial poder saber qué habían hecho mis amigos, pero de paso me podía enterar de la vida de muchas otras personas, ¡Y sin que ellos se dieran cuenta! Y claro me puse a pensar y me di cuenta que era una situación recíproca, ¡cualquiera podía enterarse de mi vida!

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Por otro lado, donde más descubrí sobre ello, en un sentido más teórico fue en las series. Desde hace años me gusta seguir series para mi entretenimiento y para escribir sobre ello, y como le dedico mucho tiempo, en ellas descubrí historias muy diversas sobre la intimidad. Por ejemplo en la serie Person of Interest donde un sistema de vigilancia controla a través de todas las cámaras a las personas para predecir crímenes. También descubrí muchas historias de intimidad en las series de policías en general como The Mentalist o Bones donde los investigadores pueden descubrir casi cualquier cosa de los sospechosos. 




Elena Beltrán