viernes, 10 de octubre de 2014

A través de los ojos de Amélie

Como dijimos hace un par de posts, la intimidad es un tema que no se puede desligar de la persona, está presente en lo que hacemos y afecta el modo cómo nos movemos en el mundo. Con esto en mente, pensaba que Amélie es un muy buen ejemplo. Esta película está hecha para seguir de cerca la peculiar y fantástica interioridad de Amélie Poulain, personaje que destaca por su modo de ver y experimentar el mundo.


Desde el inicio de la película el narrador nos conduce por los escondites de la mente de Amélie en la búsqueda de sí misma y del amor. Vemos que en su solitaria infancia, marcada por la muerte de su madre y la sobreprotección de su padre que cree que tiene un defecto cardíaco, nuestra protagonista se forja ese modo de buscar la belleza en lo pequeño que tanto la caracteriza.

No sólo eso, sino que una vez que deja la casa de sus padres y va a Montmartre, Amélie no deja de curiosear y descubrir gente nueva. Llega un punto en que decide que su misión es ayudar a los demás, y lo hace a su manera, con ese modo de mirar el mundo que hizo que ella cultivara su intimidad en primer lugar. Incluso se convierte en un modo de ayudar a su padre e intentar sacarlo de su propia soledad.

A su vez, con su especial sensibilidad para los pequeños detalles, Amélie descubre el hilo que la lleva a encontrar el amor. Su vida es seguir pistas, hasta que todo tiene sentido en el conjunto.



Tampoco hay que perder la oportunidad de escuchar algo de la banda sonora que ayudó muchísimo a hacer que al ver la película sigamos la narración y nos metamos en el mundo interior de Amélie.


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